El rugby argentino vuelve a la esencia del scrum de la mano de un maestro

Eduardo Fernandez Gill tiene una ingeniosa manera de calificar al valor del scrum en la Argentina: "Es como el folklore y el asado: nadie los puede ejecutar y sentir mejor que nosotros". Y repite una máxima de este juego: "Es donde empieza todo. Está claro que para jugar bien debés desarrollar muchos otros conceptos, como tacklear o pasar bien la pelota, pero si no estás convencido de que el punto de partida es el scrum, vas irremediablemente para atrás. Y a nadie le gusta eso".

El ex entrenador de Regatas Bella Vista -club en el que debutó de pilar en la Primera con 16 años-, de los Pumitas y multicampeón con el seleccionado de Buenos Aires, debutó el lunes en su nueva función, su primera como rentado en este deporte: entrenador nacional de scrum de la Union Argentina de Rugby , un cargo hasta ahí inédito en el rugby argentino.

Con 61 años recién cumplidos el 4 de este mes, el Gordo Fernández Gill fue elegido por concurso tras una convocatoria que hizo la UAR y a la cual se presentaron 60 personas. "Yo no quería ir, pero mis amigos me decían: "¡Tanto hablaste del scrum toda tu vida!, ¿y ahora vas a desaprovechar este oportunidad?". Así que mandé mi carpeta y cuando me tocó exponer mi proyecto no inventé nada. Sostuve lo que pensé siempre del scrum", le contó en una charla a LA NACION, unas horas después de comenzar su nueva tarea, que será a tiempo completo y con un contrato que se extenderá por un año. "Me cambió todo. Yo siempre trabajé en publicidad y marketing, así que ahora -agrega- me tocó cambio de rubro, pero con lo que más disfruto"

Unificar criterios en el país
El debut en su rol de entrenador nacional de scrum comenzó el lunes en la sede La Boya del CASI, con los jugadores de Buenos Aires que se entrenan en las ahora llamadas Academias, ex Pladares. Allí estuvo con Ignacio Fernández Lobbe, entrenador de Argentina XV, pero su trabajo futuro quedará más delineado cuando este jueves se empiece a reunir con Mario Ledesma, quien está regresando de Europa tras una minigira que hizo junto a Nicolas Fernandez Miranda con el objetivo de hablar con los jugadores que están en aquel continente y de ver en el Seis Naciones a los rivales directos (Inglaterra y Francia) de la Copa del Mundo. "Mario será mi jefe directo. Yo reportaré a él. Ya sé que estaré con todos los seleccionados, pero también trabajaré con entrenadores, primeras líneas y, especialmente, con los árbitros. El punto esencial será unificar criterios sobre el scrum en todo el país", agrega Fernández Gill.

"Sería muy imprudente hacer ahora un diagnóstico de la situación actual, porque prefiero tomarme un tiempo para ver en qué se está trabajando realmente. Pero hay varias situaciones por abordar y una de las principales será la prevención. Allí estaré codo a codo con Alexis Padovani, quien sé que está llevando adelante una tarea importantísima en esto. He visto a lo largo de estos años, incluso en jugadores consagrados, que, por poner un ejemplo, no saben bien hacia dónde girar la cabeza al caer", acota quien como entrenador fue cinco veces campeón del Argentino con Buenos Aires, un seleccionado repleto de Pumas de la década anterior.

El hombre de Regatas Bella Vista -vivió toda su vida en esa localidad- también entrenó a los Pumitas en cuatro Mundiales: 2004 (junto a Fabián Turnes, con quien además estuvo dirigiendo Buenos Aires), 2005, 2008 y 2009 (estos dos últimos en compañía de Diego Albanese). En 2005 fue el head coach en el quinto puesto logrado en Mendoza y del cual surgieron luego Pumas como Agustín Creevy (tercera línea en ese entonces), Marcelo Bosch, Santiago Fernández, Horacio Agulla, Gonzalo Tiesi y Manuel Carizza. Fue ese un torneo con multitud de futuras estrellas, como Alyn Wyn Jones, emblema y capitán del Gales campeón invicto con el Grand Slam del Seis Naciones que culminó el sábado pasado.

Fernández Gill entrenó a actuales primeras líneas Pumas, como Creevy, Juan Figallo y Nahuel Tetaz Chaparro. Y fue quien decidió pasar a Marcos Ayerza de octavo a pilar. En su largo período como entrenador de Regatas -club símbolo en el fijo- llegó a la final de la URBA en 2002. Un árbitro contó en alguna oportunidad: " El Gordo me enseñó a referear el scrum, a darme cuenta quién derrumbaba y quién no lo quería jugar".

Por eso, al nuevo entrenador nacional de la UAR le sobran pergaminos. Es, sin dudas, uno de los tres que más saben de esta formación en el país. Discípulo directo de Marcos Ocampo, el hijo de Catamarca, a su vez el gran maestro del gran maestro Carlos Veco Villegas. "Tengo la fortuna de ser vecino de Marcos. Vive enfrente de mi casa, así que hablo todos los días. Es más: tengo todos los libros de Catamarca en mi casa. Marcos nos llevaba con Regatas a hacer oposición en el scrum con los Pumas del 74, dirigidos por el Veco, y me tocó formar enfrente de Carluccio, Rocha e Insúa, por ejemplo. Y cuando con el Ruso (por Raúl Sanz) nos fuimos de Regatas a Biei, allí tuve a otro maestro, el Negrito (Miguel) Iglesias". Del recordado y querido Furia Iglesias, capitán de los Pumas y tercera línea del SIC de la década de 1970, hay un video en YouTube que es una clase de rugby y de scrum. Es con un seleccionado de Buenos Aires y en él está Mario Ledesma, en ese entonces octavo.

"Al scrum hay que disciplinarlo y consolidarlo", asevera Fernández Gill, quien recalca que todos los seleccionados más poderosos del mundo hoy tienen un gran scrum. "Nosotros nos quedamos. Es evidente que no fue prioridad en los últimos años", cierra. 

El fijo no es solamente una marca nacional; también es la formación distintiva del rugby Union. Siempre ha sido fuente de fervientes debates domésticos y queda bajo la lupa cuando hay lesiones severas. Ahora se inicia un nuevo camino. Con banderas propias y añejas. Con tropa idónea. Va bien.

*Crédito: Jorge Busico para Diario La Nación.

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