COLUMNA DE JORGE BUSICO EN RUGBY FUN SOBRE LOS 10 PUMAS PROFESIONALES QUE JUEGAN EN NUESTRO PAIS

         











































































































































Ahora, el tiempo es veloz. Con la confirmación de la lista de jugadores contratados por UAR la semana pasada, el rugby argentino dio un paso gigante hacia el profesionalismo y se puso en carrera para recuperar los casi 20 años que le llevan las potencias mundiales. De eso habla jorge Búsico en su espacio semanal de Rugby Fun.
  
  1. La contratación directa de un lote de jugadores -10 para éste primer paso- es otro salto que da la UAR al mundo de la alta competencia profesional que se hizo carne cuando desde la Sanzar llegó la aprobación para que Los Pumas jueguen, al menos hasta 2015, un campeonato anual nada menos que ante los tres mejores seleccionados del mundo: All Blacks, Wallabies y Springboks. Ya está, el rugby argentino, todavía no de lleno pero sí en carrera, adentro de un escenario atípico para sus más de cien años de historia. O sea, conviviendo amateurs, becados y contratados, aunque por ahora –y después se verá porqué por ahora- 6 de ellos, los de Buenos Aires, no podrán actuar en sus clubes.
Los tucumanos Ascárate, Farías Cabello y Guzmán, el cordobés Fessia y los bonaerenses Cubelli, Postiglioni, Landajo, De la Vega y Leonardi, que ya estaban en el grupo de los Seniors, pasarán a depender exclusivamente de la UAR, con un sueldo mensual –las versiones indican que sería de entre 10 mil y 15 mil pesos- y contratos que se extenderían a uno o dos años. Full-time, ese término que hasta no hace mucho era casi una herejía en el rugby argentino, muchísimo más tratándose de un jugador.
Estos jugadores estarán disponibles para los múltiples compromisos internacionales que tendrá el rugby argentino de aquí en más: Vodacom Cup, ventanas de junio y noviembre, Rugby Championship, Sudamericano bajo los distintos equipos nacionales: Pampas, Jaguares y Pumas. Con respecto al seleccionado mayor, seguramente formarán la base para los compromisos de junio, ya que esa será la serie que negociará la UAR con los clubes de Europa.
Quizá sea temprano para poder ensayar una mirada más a largo plazo, porque siempre dependerá de cómo se mueva la aguja de los acontecimientos internos y externos, pero, como ya escribimos en Rugby Fun, a ésta movida de la UAR no sólo hay que analizarla en la alta competencia, sino también en el ámbito doméstico.
¿Por qué esto último? Ocurre que en los clubes ya no estarán únicamente los cracks que son contratados en el exterior, sino tampoco los de una segunda línea de calidad, que era primera en los últimos años. Habrá que buscarle una buena vuelta a la competencia interna, para no mermarla aún más ni, tampoco, para llegar a un extremo de crear una liga profesional.
Porque, aunque no se pueda hacer futurismo, está claro que en un par de años, el lote de contratados será bastante superior a éste de 10, como así también los pladares en todo el país. Quizá alcance para muchos de ellos si la competencia internacional llega al menos a 20 partidos. Caso contrario, se tendrá lo que en otros terrenos se llama masa ociosa.
Al comienzo enfatizábamos que por ahora los de la URBA no iban a poder jugar en sus clubes, porque la nueva ley votada el año pasado permite a los becados de hasta 23 años, pero no a los contratados. Pero en la Unión de Buenos Aires nunca cesó el fuego cruzado que data desde un buen tiempo. Un nuevo capítulo de esa puja entre dos sectores se vivirá éste miércoles, cuando haya que votar a los delegados de la URBA que irán a la UAR.
Habrá, como en todo este tiempo, dos listas. Una que responde a la actual conducción, más conservadora, y otra que perdió las últimas elecciones a presidente, que creció en medio de sentadas y otras peleas y que se muestra, sin decirlo, mucho más abierta a los cambios que bajan desde la UAR.
Es tan curioso el mapa directivo del rugby, que la actual conducción de la URBA apoya la reelección de Luis Castillo al frente de la UAR, que será refrendada el mes próximo. Y no debería descartarse que el grupo contrario a la gestión Campagnoli –un eje liderado por Belgrano-SIC-Lomas- vaya dentro de 2 años por recuperar para Buenos Aires la UAR si es que gana la elección de fin de año en la URBA.
Lo cierto es que no deberíamos extrañarnos si la composición de fuerzas cambia en la URBA y, de pronto, también los contratados son permitidos en sus clubes. Algo futurista, claro, pero que vale al menos tenerlo en cuenta. Porque lo cierto es que los cambios, tantos años demorados en el rugby argentino, están llegando a velocidad máxima.