Los All Blacks tricampeones del Rugby Championship

Con un partido en el que hicieron del contraataque su arma predilecta y en el que aprovecharon todas las circunstancias del juego, los neozelandeses retuvieron en cetro una vez más.
El primer tiempo comenzó con ambos equipos intentando, de arranque, ir a jugar a campo contrario y buscar progresar aún más profundo.
En eso, fueron los hombres de Nueva Zelanda los que aprovecharon sus oportunidades en el primer parcial. Encontraron mejor los espacios en ese comienzo y en el primer tiempo, consiguieron una ventaja importante merced a la precisión en su manejo de pelota, que facilitó los dos  tries que definieron el rumbo de esa primera mitad. Si bien Los Pumas intentaron de todas las formas posibles alcanzar la meta rival, jugando desde su campo y tomando riesgos, el try argentino fue esquivo a pesar de las oportunidades para marcar. En ese sentido, los All Blacks aprovecharon todas las que tuvieron.
El equipo de Steve Hansen facilitó su tarea defensiva pasando muy rápidamente a la ofensiva cuando obtuvo o recuperó la pelota, saliendo siempre de su campo apelando al juego de manos, pero cuando el uso del pie se impuso, lo hicieron con mucha efectividad, llevando rápidamente la pelota a campo rival, y con mucho peligro.
En el segundo parcial, los All Blacks salieron decididos a definir al partido buscando los tries que les dieran el punto bonus para salir campeones del certamen.
Y por todos los medios, buscaron y buscaron: jugando corto, largo, con sombreros por encima de la marca plana de Los Pumas y siempre la defensa argentina respondió durante veintiún minutos hasta el try de Savea, que pareciera ser un estigma para el equipo nacional.
El equipo argentino insistió en ataque utilizando sus armas, pero cada falla, cada pelota dividida, las aprovecharon los All Blacks a su favor y se las ingeniaron para salir de su campo con solvencia y cuando pudieron anotar tries – esos que en definitiva les dieron el título- los anotaron.
Julian Savea con el tercero y TJ Perenara con el cuarto  sellaron el triunfo. Y tras ello, el partido entró para Los Pumas en una vorágine de pelota abierta, de búsqueda del ingoal como objetivo por parte de ambos sólo por el hecho de llegar  un try.
Y nunca cejaron en su intento: siempre pelota viva, llevando el juego a las puntas, intentado el desequilibrio permanente, buscando el offload que permitiera dejar a un compañero libre para seguir el movimiento.

Los All Blacks se defendieron con mucha seguridad y eso les permitió cerrar su ingoal casi hasta el final mismo del encuentro, cuando Los Pumas, después de una jugada en la que la pelota pasó de mano en mano, tuvo el final esperado, que culminó con un cerrado aplauso del público que disfrutó una vez más de un partido de rugby de altísimo nivel.   
*Credito: UAR